Más allá del “sueño americano” de migrantes venezolanos
Fotografía de archivos tomada en Fountain Square, en el centro de Cincinnati, durante una acción por la paz en Venezuela, la cual agrupó a manifestantes de todo el estado de Ohio.  (La Mega Nota/Archivos/Elvia Skeens)

CINCINNATI, Ohio (LMN-Digital) —En el verano de 2023, en una ciudad del interior de la República de Panamá, dos jóvenes se acercaron a una familia en el estacionamiento de un centro comercial para –amablemente y con mucho respeto– venderles golosinas. Lo hacían apenados y con temor antes de que el personal de seguridad les obligara a abandonar los predios.

Eran hermanos, de 24 y 20 años. Uno de ellos, cargando en brazos a un niño, preguntó: “¿Señora, me compra un caramelito?  Somos migrantes que venimos de Venezuela hace tres meses y estamos luchando muy duro para llegar a los Estados Unidos”.

De inmediato, la mayor de la familia abrió su cartera, les entregó dinero y dijo: “Guarden el caramelo para que lo vendan a otra persona, yo no lo necesito”. Luego empezó a platicar con ambos y les dio más para que compraran la cena.

“¡Gracias, que Dios le bendiga! Aunque muchas veces nos ayudan, aquí no siempre corremos con la misma suerte; algunas personas nos ignoran porque somos extranjeros, pero nosotros no perjudicamos a nadie. Solamente tratamos de ganar lo necesario para dormir bajo techo, llevarnos un pedazo de pan a la boca y ahorrar lo que se pueda para seguir hacia el norte”.

En ese momento ella escuchó el relato de dos de las 1 200 personas que entraban a la República de Panamá diariamente de manera irregular a través de la peligrosa selva del Darién, en la frontera de Colombia, con la esperanza de encontrar refugio temporal mientras continuaban su camino a Centroamérica y México añorando cruzar hacia los Estados Unidos.

Persiguiendo el “sueño americano”

“Daniel”, “Alberto” y el pequeño “Camilo” junto a su madre salieron llenos de ilusión desde Los Llanos de Portuguesa, una región campestre que –según narraron a La Mega Nota– queda a unas seis horas de Caracas.

Durante este viaje desafiaron el peligro advertido que escondía una zona rural descrita por la Unicef como “la selva más inhóspita del mundo” en un ensayo fotográfico de Enrique Patiño (abril, 2019), el cual captó imágenes de hombres, mujeres y niños –provenientes de Colombia, Venezuela, Cuba, Haití, Ghana, Camerún, Nepal, Bangladesh, Yemen y Sri Lanka, entre otros países– al arribar al primer punto de control migratorio en La Peñita.

“Usted no tiene idea de todos los páramos que se pasan en esa ruta por la selva, pero créame que cualquier lugar que nos acoja, donde podamos dormir y ganar algo para comer es mejor que Venezuela en este momento”, manifestó “Daniel”.

Un reporte de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de las Naciones Unidas, publicado durante la pandemia de COVID-19 sobre la respuesta de atención en las Estaciones Temporales de Recepción Migratoria (ETRM) –ubicadas en Bajo Chiquito, La Peñita y Lajas Blancas en Darién, así como en Los Planes, en Chiriquí– documentó como las rutas de paso irregular en su gran mayoría eran “utilizadas por traficantes que se encargan del movimiento ilícito de migrantes, narcotráfico y transporte de mercancía ilegal como armas”.

De acuerdo con el informe, “este conjunto de situaciones expone a los migrantes a distintas amenazas que van desde ataques de animales salvajes, la posibilidad de sufrir violencia física, sexual o psicológica hasta asaltos y asesinatos”.         

“Nadie sabe realmente lo que se vive en esa selva de Darién: allí hay que guardar en silencio muchas historias de robo, asalto a mano armada, violaciones sexuales, maltrato y todo tipo de abusos. Lo más triste es que gente humilde como los indígenas se aprovechan para sacarnos dinero…algunos no son muy amigables”, confesó “Alberto” mientras extendía la mano para acariciar el cabello rizado de su pequeño sobrino.

Una luz camino al norte 

Después de tantos días grises, “Alberto” visualizó una nueva luz al final del camino al conocer que, desde el 17 de mayo de 2023, el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos había actualizado los requisitos y condiciones del permiso temporal humanitario conocido como “parole” para venezolanos, cubanos, nicaragüenses y haitianos (CHNV, por sus siglas en inglés). 

Con alegría visible en su rostro y la frase “en nombre de Dios” brotando de sus labios dijo que familiares residentes en la nación estadounidense gestionaban las posibilidades.

Nuevas políticas migratorias

La historia de los hermanos “Alberto” y “Daniel” es solo una de miles de vivencias similares narradas por venezolanos que arriesgaron sus vidas para alcanzar el “sueño americano” durante la administración del expresidente Joe Biden atravesando la peligrosa selva de Darién, donde ahora el paso de extranjeros en la ruta fronteriza colombiana que llegó a superar un millón de personas ha disminuido drásticamente debido a las nuevas políticas migratorias implementadas por los Estados Unidos desde el 20 de enero de 2025.

El 14 de mayo de 2025, el gobierno panameño, oficializó el cierre de la Estación Temporal de Recepción Migratoria de Lajas Blancas (ETRM) y confirmó que “que se ha logrado controlar en un 99% este flujo de sur a norte”, según anuncia una publicación del Ministerio de Seguridad en Instagram.

Realidad en Estados Unidos

En los últimos meses, los inmigrantes venezolanos con protección temporal otorgada a discreción sobre bases de la Ley de Inmigración y Nacionalidad de 1952 (INA) por la pasada administración gubernamental han sufrido en vilo con miedo a perder un estatus que –considerando la situación actual del país sudamericano– les garantiza amparo para residir y trabajar legalmente en el territorio estadounidense.

El Programa de Protección Temporal (TPS) y el “parole” humanitario (CHNV) fueron cancelados por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) advirtiendo fechas de expiración de sus beneficios, pero mientras algunos compraban sus pasajes de regreso a Venezuela, evitando violar las normas federales de EE. UU., autoridades judiciales interponían recursos para bloquear las medidas. Mientras los casos estén en litigio en las cortes, los inmigrantes continuarán protegidos.

“El 31 de marzo de 2025, el juez Edward Chen en San Francisco, ordenó al departamento continuar con el TPS para los venezolanos […] El tribunal actuó a pesar de que la ley del TPS dice que las decisiones no están sujetas a revisión judicial. El DHS tiene toda la intención de finalizar el TPS de Venezuela bajo la designación de 2023 tan pronto como obtenga resultados de la orden judicial. Actualizaciones adicionales sobre el TPS de Venezuela se publicarán en esta página web. Adicionalmente, el TPS bajo la designación de 2021 para Venezuela sigue vigente hasta el 10 de septiembre de 2025”, destaca el sitio web del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS) sobre el Programa de Protección Temporal.

“El 14 de abril de 2025, el Tribunal de Estados Unidos para el Distrito de Massachusetts emitió una Orden Preliminar que suspendió parte de la notificación del Registro Federal publicada el 25 de marzo de 2025, titulada ‘Terminación del Proceso de Permiso de Permanencia Temporal para Cubanos, Haitianos, Nicaragüenses y Venezolanos (CHNV)’. En virtud de la orden, las notificaciones de terminación de los permisos de permanencia temporal (‘parole’) enviadas a extranjeros de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela, de conformidad con la notificación publicada en el Registro Federal, se suspenden y, por lo tanto, no están vigentes. No se procesarán nuevas solicitudes de permiso de permanencia temporal (parole) para CHNV”, indica la última actualización de USCIS con relación al amparo CHNV.

Contradicciones sobre protección  

La nueva agenda estadounidense de deportaciones masivas que amenazan no solo a venezolanos está acaparando atención internacional, especialmente cuando algunos extranjeros detenidos fueron enviados a El Salvador tras un acuerdo bilateral que acalora un debate y la denuncia de entidades proderechos humanos como Human Rights Watch (HRW).

La organización demanda y exige revelar la identidad, así como probar las razones que llevaron al encarcelamiento y consecuente deportación de más de 200 individuos acusados de integrar una banda criminal.

El 12 de mayo de 2025, el Departamento de Estado emitió una alerta de viaje (nivel 4, resaltado en rojo) a Venezuela, asegurando que esta nación sudamericana es altamente peligrosa para la visita/estadía de ciudadanos estadounidenses:

“No viaje ni permanezca en Venezuela debido al alto riesgo de detención injusta, tortura, terrorismo, secuestro, implementación arbitraria de las leyes locales, criminalidad, disturbios civiles e infraestructuras precarias en el sistema de salud. Se solicita encarecidamente a todos los ciudadanos estadounidenses y residentes permanentes legales en Venezuela que salgan de inmediato”, señala el aviso publicado en travel.state.gov.  

En el mismo documento también se encuentran las siguientes recomendaciones para quienes insisten en sus planes de viaje:

Con todo lo anteriormente citado, surge una gran contradicción: ¿Cómo se puede pensar en despojar de sus beneficios a los ciudadanos venezolanos amparados por programas como el TPS y CHNV?

La reciente advertencia de viaje, compartida desde la cuenta de Facebook de la oficina de Asuntos Consulares del Departamento de Estado, ha generado más cuestionamientos:

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