Estados Unidos impuso aranceles del 25 % a automóviles y autopartes importados, marcando una nueva fase en la guerra comercial promovida por Donald Trump.
A partir del 5 de abril, entrará en vigor un gravamen universal del 10 %, mientras que las tarifas más altas se aplicarán desde el 9 de abril. Aunque México y Canadá quedaron exentos, fabricantes japoneses, surcoreanos y europeos figuran entre los más afectados.
La medida provocó una ola de reacciones globales. La Unión Europea calificó la decisión como un “duro golpe a la economía mundial” y advirtió posibles represalias. China, por su parte, anunció contramedidas, mientras Japón y Australia criticaron la política estadounidense por violar acuerdos comerciales.
En los mercados, el impacto fue inmediato: la Bolsa de Tokio cayó casi un 3 %, mientras Fráncfort, París y Londres abrieron con pérdidas superiores al 2 %.
Trump defendió los aranceles como una estrategia para impulsar la industria nacional y equilibrar la balanza comercial. Sin embargo, economistas advierten que la medida podría elevar los precios de los vehículos entre 2.500 y 20.000 dólares, afectando a los consumidores estadounidenses.
Mientras Washington endurece su postura, el mundo se prepara para una posible escalada en la disputa comercial, con países buscando estrategias para responder sin desencadenar una crisis mayor.