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La compra de una casa recién construida ha sido durante mucho tiempo una parte fundamental del sueño americano, pero los costos crecientes están poniendo este anhelo fuera del alcance de muchos.
El precio promedio de una casa nueva ya supera los $460,000, con solo el 20% superior del mercado capaz de permitírselo. Los constructores de viviendas destacan que los aranceles impuestos esta semana a los productos de construcción importados de Canadá y México solo incrementarán estos números.
En particular, la madera, que representa una gran parte de los materiales utilizados en la construcción de viviendas, experimentará un aumento del 25%.
Este incremento se siente de manera más aguda en proyectos de gran escala. Andrew Gotlieb, presidente de Keystate Homes, comentó que uno de sus proyectos podría ver un aumento de $350,000 en el costo de los paquetes de madera debido a estos aranceles.
Incluso si una parte de la madera proviene de EE. UU., el aumento de costos sigue siendo considerable. Además, muchos otros materiales utilizados en la construcción, como el panel de yeso y el acero, provienen principalmente de México, lo que amplifica el impacto de los aranceles.
Los constructores están buscando maneras de manejar estos gastos adicionales, con algunos implementando contratos de tipo “costo adicional” para mitigar el impacto. Sin embargo, estos incrementos se reflejan directamente en el precio final de las viviendas.
Los constructores, como Gotlieb, se esfuerzan por ser transparentes con sus clientes sobre los precios cambiantes, mientras esperan que los aranceles sean temporales. Entretanto, las autoridades, como el vicepresidente JD Vance, sugieren que la duración de estos aranceles dependerá de los compromisos de Canadá sobre el control del flujo de fentanilo hacia EE. UU.