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Las detenciones de migrantes en la frontera sur de Estados Unidos han caído drásticamente desde el récord de 250.000 en diciembre de 2023, especialmente en el Rio Grande Valley, donde antes los cruces eran constantes. En los últimos días, agentes de la Patrulla Fronteriza han recorrido la zona sin encontrar actividad, y autobuses destinados a trasladar detenidos han permanecido vacíos.
Los puntos de desembarco, antes abarrotados, ahora lucen desiertos, aunque siguen mostrando rastros de migrantes, como ropa abandonada y pulseras de contrabandistas.
El jefe de la Patrulla Fronteriza, Michael Banks, informó que actualmente se registran unas 350 detenciones diarias, muy por debajo de las más de 1.500 al día en diciembre. En el Rio Grande Valley, donde se llegaron a realizar casi 3.000 arrestos diarios en 2021, el promedio ahora es de apenas 50.
A pesar de esta baja en los cruces, el presidente Donald Trump declaró una emergencia nacional en la frontera y su administración endureció las restricciones al asilo. Según la secretaria de Justicia, Pam Bondi, la migración irregular sigue representando una “amenaza inaceptable” para la seguridad del país.
El refuerzo de la vigilancia en el lado mexicano y las nuevas políticas migratorias de EEUU han sido clave en esta disminución. Además, Texas ha intensificado sus propias medidas con la “Operación Estrella Solitaria”, que ha costado miles de millones de dólares.
Recientemente, la Guardia Nacional del estado recibió autorización para realizar arrestos de migrantes, un rol que antes estaba reservado al gobierno federal. Esta semana, 300 efectivos han sido desplegados en la frontera para apoyar a la Patrulla Fronteriza en las detenciones.
