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Costa Rica y Panamá han acordado un plan conjunto para facilitar el retorno de migrantes que, tras renunciar a su intento de llegar a Estados Unidos, buscan regresar a sus países de origen. La iniciativa responde al aumento de viajeros varados en el sur de México, quienes han desistido debido a las estrictas políticas migratorias impuestas por el gobierno de Donald Trump.
Los ministros de Seguridad de ambos países se reunieron en Peñas Blancas, frontera entre Costa Rica y Nicaragua, para coordinar el transporte de los migrantes. El plan contempla el traslado desde los puestos fronterizos de Peñas Blancas y Tablillas hasta el Centro de Atención Temporal para Migrantes (CATEM) en Corredores, donde se realizarán controles de seguridad antes de su salida hacia Panamá.
Desde el CATEM, autobuses panameños llevarán a los migrantes hasta el Darién, en la frontera con Colombia, facilitando su regreso a casa.
La medida busca gestionar de manera ordenada el flujo de personas que, ante la imposibilidad de llegar a EE. UU., optan por emprender el camino de vuelta.