Putin endurece postura y complica la paz en Ucrania
Las conversaciones directas entre Rusia y Ucrania celebradas en Estambul no arrojaron avances sustanciales hacia la paz, salvo por un acuerdo para el intercambio de prisioneros. Moscú entregó un memorando con exigencias maximalistas que incluyen la retirada ucraniana de territorios anexados, la desmilitarización radical del país y la renuncia perpetua a alianzas militares. Kyiv rechazó nuevamente estas condiciones, consideradas inaceptables tanto por el gobierno ucraniano como por gran parte de Europa.
La inflexibilidad del Kremlin persiste incluso tras recientes ataques ucranianos con drones en suelo ruso, que han demostrado una creciente capacidad técnica de Kyiv para alcanzar objetivos lejanos. A pesar de ello, Moscú insiste en demandas que consolidarían a Ucrania como un Estado dependiente, sin poder militar significativo ni soberanía plena. La lista de condiciones incluye también el levantamiento de sanciones, el restablecimiento de vínculos diplomáticos y el rechazo a cualquier tipo de compensación de guerra.
Este giro endurecido del Kremlin podría tener implicaciones inmediatas en Washington. El presidente Donald Trump, visiblemente frustrado, enfrenta presiones por su promesa de poner fin rápidamente a la guerra. Con legisladores estadounidenses promoviendo nuevas sanciones severas y acusando a Rusia de sabotear el proceso de paz, Trump podría verse forzado a reaccionar. Lo que haga —o no haga— podría marcar el rumbo final de un conflicto que ya se vincula estrechamente con su mandato.