Qatar ha entrado con fuerza en la carrera por albergar el Mundial de Clubes 2029, reavivando la polémica sobre el calendario futbolístico global. Tras el exitoso Mundial de 2022, el país del Golfo se ha ofrecido a la FIFA como sede para repetir la experiencia de un torneo grande en un espacio compacto. Sin embargo, esto implicaría desplazar el torneo al invierno, afectando nuevamente a las ligas europeas, como ocurrió hace tres años.
Brasil fue el primero en postularse oficialmente, respaldado por su federación y el interés de la FIFA en aprovechar la infraestructura que dejará el Mundial femenino de 2027. España también se ha sumado a la contienda, con la lógica de usar el evento como ensayo general para el Mundial de selecciones de 2030, que compartirá con Marruecos y Portugal. Aun así, la FIFA no ha garantizado que respetará ese orden estratégico.
La irrupción de Qatar complica el escenario. La fuerte relación entre Doha e Infantino, y el recuerdo positivo de 2022, podrían pesar más que la lógica deportiva.
Las ligas, encabezadas por figuras como Javier Tebas, han expresado su rechazo frontal a nuevos cambios de calendario, mientras la FIFA sigue adelante con un torneo que ya divide al fútbol mundial. La elección definitiva promete ser otra fuente de tensión.