El fiscal general de México, Alejandro Gertz, confirmó el hallazgo de restos óseos calcinados en un rancho de Teuchitlán, Jalisco, señalado como posible centro de exterminio del crimen organizado. Aunque se encontraron “pequeños trozos” de huesos, aún falta un dictamen final para determinar su origen.
En el sitio, familiares de desaparecidos descubrieron cientos de objetos personales, lo que refuerza las sospechas de que allí se cometieron crímenes atroces.
Gertz criticó la gestión de la Fiscalía de Jalisco, señalando graves omisiones en la investigación inicial, como la falta de resguardo del lugar y la ausencia de interrogatorios a pobladores. Además, anunció que se investigará si estas irregularidades responden a negligencia o a posibles vínculos de las autoridades con grupos criminales. También confirmó la detención de un jefe policial del municipio de Tala por supuestos nexos con el crimen organizado.
El hallazgo ha generado una fuerte reacción de organismos internacionales. La ONU calificó de “perturbador” que las autoridades no detectaran pruebas clave en operativos previos, mientras que Human Rights Watch denunció “un patrón de negligencia” en la investigación.
Jalisco es el estado con más desaparecidos en México, con casi 15.000 casos desde 2006, en el contexto de la violencia desatada por los cárteles de la droga.