Donald Trump busca consolidar su poder político con la aprobación de su ambicioso “One Big Beautiful Bill Act” antes del feriado del 4 de julio. El proyecto de ley propone recortes fiscales generalizados y profundos ajustes al gasto social, especialmente en Medicaid, como parte de una estrategia para afianzar su legado. Si bien ofrece beneficios simbólicos a trabajadores, privilegia a los más ricos, encarnando las contradicciones del nuevo populismo republicano.
El plan también desbloquearía fondos para fortalecer la seguridad fronteriza y eliminaría incentivos a las energías verdes, desmantelando medidas de la administración Biden. La votación enfrenta tensiones internas: los republicanos más conservadores temen el impacto fiscal, mientras que los moderados advierten del daño político. Sin embargo, Trump mantiene un férreo control sobre su partido, y la presión por cumplir su promesa electoral es intensa.
Los demócratas califican la medida como un “traspaso masivo de riqueza” y advierten que millones perderán acceso a Medicaid. Aunque la Casa Blanca niega recortes directos, encuestas recientes muestran un amplio rechazo público a la legislación. Con el tiempo corriendo en contra y la imagen presidencial en juego, Trump podría obtener una victoria legislativa decisiva —o cargar con una derrota política con amplias repercusiones.
