El expresidente Donald Trump planea invocar la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 para agilizar deportaciones masivas, según fuentes cercanas a su administración. La medida, diseñada para tiempos de guerra, le otorgaría amplios poderes para expulsar inmigrantes indocumentados, especialmente miembros del Tren de Aragua, recientemente designado como organización terrorista. El anuncio podría producirse este viernes, mientras el gobierno ajusta los detalles de su implementación.
Expertos legales advierten que la ley, utilizada en conflictos mundiales previos para detener y deportar extranjeros, enfrentaría grandes desafíos en los tribunales. Argumentan que, al no estar Estados Unidos en guerra con otro país, su aplicación sería difícil de justificar. No obstante, funcionarios del gobierno defienden su uso citando amenazas de pandillas y cárteles como riesgos para la seguridad nacional.
Si se concreta, la medida marcaría un giro radical en la política migratoria, permitiendo deportaciones aceleradas sin los procesos habituales. La polémica ya ha despertado críticas de grupos de derechos humanos, que comparan esta iniciativa con episodios históricos como el internamiento de japoneses en la Segunda Guerra Mundial. Mientras tanto, el país se prepara para un posible enfrentamiento legal sobre la constitucionalidad de esta estrategia.
