El vicepresidente de EE. UU., JD Vance, visitó este miércoles la frontera sur junto a altos funcionarios del gabinete para evaluar las medidas de seguridad migratoria implementadas por la administración de Donald Trump. Acompañado por el secretario de Defensa, Pete Hegseth, y la directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, recorrió Eagle Pass, Texas, destacando la reducción del 94 % en los cruces irregulares y señalando que el tráfico de fentanilo y la violencia contra migrantes han disminuido significativamente.
Vance subrayó que la frontera es ahora un asunto de “inteligencia nacional” y justificó la necesidad de apoyo militar para combatir el uso de drones por parte de los cárteles.
Mientras tanto, en el Congreso, los alcaldes de Nueva York, Chicago, Boston y Denver testificaron ante legisladores republicanos que critican las políticas de “ciudades santuario”. Defendieron que sus medidas permiten a inmigrantes denunciar delitos sin temor a la deportación y rechazaron que fomenten la criminalidad.
El alcalde de Chicago, Brandon Johnson, aseguró que estas políticas no obstruyen la cooperación con autoridades federales, mientras que el republicano James Comer insistió en que representan un riesgo para la seguridad pública.
El gobierno de Trump sigue impulsando la eliminación de las protecciones migratorias en ciudades que limitan la cooperación con ICE. En Nueva York, el alcalde Eric Adams fue cuestionado por su reciente colaboración con el exdirector de ICE, Tom Homan, y por permitir el ingreso de agentes migratorios a la cárcel de Rikers.
En paralelo, el despliegue de 6.500 tropas adicionales en la frontera sur refuerza la política de deportaciones masivas, que, según Trump, ha llevado a los niveles de cruces ilegales “más bajos jamás registrados”.
