El nuevo papa: un cónclave dividido por visiones opuestas
El cónclave que se reunirá para elegir al próximo papa será significativamente diferente al de hace doce años, cuando Jorge Bergoglio fue elegido. Uno de los factores más notables es el número de cardenales electores, que ha aumentado considerablemente respecto a ocasiones anteriores. Con 135 cardenales provenientes de 71 países, el grupo es muy diverso y poco cohesionado, lo que augura un proceso de elección marcado por divisiones internas. Esta heterogeneidad, sumada a la falta de una visión común sobre el futuro de la Iglesia, podría generar tensiones durante las deliberaciones en la Capilla Sixtina.
El periodista Gerard O’Connell destaca que la amplia representación geográfica de los electores, con 68 provenientes de Europa y Norteamérica, podría influir en la dinámica del cónclave. En su análisis, señala que el hecho de que muchos de los cardenales no se conozcan bien entre sí podría generar dificultades, haciendo que dependan de los “hacedores de reyes”, aquellos cardenales influyentes con más de 80 años. Además, se especula que, al igual que en el cónclave de 2013, el proceso estará marcado por una fuerte oposición a un papa de ciertas regiones, como América del Sur, lo que podría abrir paso a un nuevo papa europeo.
Las tensiones internas en la Iglesia también son evidentes, con diversas facciones que se han ido moldeando a lo largo del pontificado de Francisco. Mientras algunos cardenales se han mostrado críticos con las decisiones del papa, su influencia ha disminuido en los últimos años. No obstante, el historiador Massimo Faggioli apunta que el cónclave se desarrollará en un contexto internacional mucho más complejo que en 2013, con situaciones tensas en países como Estados Unidos. A pesar de las divisiones, muchos cardenales creados por Francisco parecen estar comprometidos con la visión de sinodalidad, lo que podría inclinar la balanza hacia un candidato que comparta esta perspectiva.