ARRESTED AND HANDCUFFED MAN BY THE POLICE ON THE STREET NEXT TO A CAR. REAR VIEW.

Source: Rafa Jodar / Getty

WIBC .- El primer día completo de la presidencia de Donald Trump, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) llevó a cabo una operación a gran escala, arrestando a 308 inmigrantes indocumentados en todo el país.

El esfuerzo coordinado, que abarcó varios estados, marcó el inicio de la política de la administración Trump para reforzar la vigilancia migratoria, con el objetivo de abordar lo que consideraban amenazas urgentes a la seguridad pública.

Los equipos de ICE se enfocaron en delincuentes conocidos, concentrándose en ciudades como Boston, Filadelfia, Denver, Atlanta, Seattle y Miami.

Esta iniciativa nacional arrestó a personas con delitos diversos, destacando la intención de la administración de priorizar la seguridad pública.

Entre las detenciones notables se encuentran reincidentes y personas con antecedentes de crímenes violentos. Algunos casos destacados incluyen a un miembro de una pandilla haitiana en Boston, quien tenía más de una docena de arrestos previos, y a un venezolano condenado en Colorado por intento de homicidio.

Además, en Seattle se detuvo a un ciudadano mexicano que había sido condenado por abuso sexual de un menor.

Las llamadas ciudades santuario, que limitan la cooperación entre las autoridades locales y las agencias federales de inmigración, tampoco estuvieron exentas de esta operación.

La estrategia de ICE consistió en apuntar a lugares donde las jurisdicciones locales podrían proteger a inmigrantes indocumentados de la deportación.

El zar de la frontera, Tom Homan, subrayó el compromiso de la agencia, declarando que ICE continuaría persiguiendo a inmigrantes con antecedentes penales, sin importar las políticas de las ciudades santuario.

Estos arrestos marcan el inicio de la agenda más amplia del presidente Trump para reforzar la aplicación de las leyes migratorias. Funcionarios de ICE revelaron una “lista de objetivos” que incluye a 700,000 inmigrantes indocumentados con antecedentes penales que residen en los Estados Unidos.

La administración también incrementó la presencia militar en la frontera sur, desplegando miles de tropas para apoyar las operaciones de seguridad fronteriza.

Homan describió esta medida como el primer paso para cumplir la promesa de Trump de aplicar rigurosamente las leyes de inmigración.

La administración ha dejado claro que estos esfuerzos continuarán expandiéndose, a pesar de la oposición de líderes de ciudades santuario y defensores de los derechos de los inmigrantes.

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