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La inflación en Estados Unidos volvió a subir en enero, afectando los precios de alimentos, gasolina y autos usados. Según el Departamento de Trabajo, el índice de precios al consumidor creció un 3% anual, frente al 2,9% del mes anterior, marcando un aumento sostenido tras tocar un mínimo del 2,4% en septiembre. Este repunte dificulta la meta de la Reserva Federal de mantener la inflación en un 2% y prolonga la presión sobre familias y empresas.
Los precios de productos básicos registraron incrementos significativos, como un 15,2% en huevos y un 1,8% en gasolina. Este panorama podría frenar las expectativas económicas tras las promesas de Donald Trump de reducir costos en su campaña. Mientras tanto, los mercados reaccionaron negativamente, con caídas en los futuros del Dow Jones y un aumento en los rendimientos de los bonos, reflejando temores de que las tasas de interés permanezcan altas.
La Reserva Federal, liderada por Jerome Powell, enfrenta dilemas adicionales debido a las políticas arancelarias propuestas por Trump, que podrían elevar aún más los precios. Aunque la Fed moderó las tasas en 2023 tras la desaceleración inflacionaria, Powell aseguró que cualquier recorte adicional dependerá de pruebas claras de reducción sostenida. Este escenario subraya los desafíos de equilibrar el crecimiento económico con la estabilidad de precios en un año de alta incertidumbre política y económica.
