Una de las noches más oscuras en la historia reciente de República Dominicana dejó al menos 66 muertos tras el colapso del techo de la discoteca Jet Set, en Santo Domingo.
El siniestro ocurrió mientras el legendario merenguero Rubby Pérez ofrecía un concierto ante cientos de personas.
Aunque inicialmente se reportó que el artista había sido rescatado con vida, su mánager confirmó más tarde que el cantante, de 69 años, murió en el lugar, junto a varios integrantes de su equipo de músicos.
Entre las víctimas también se encuentra la gobernadora de Monte Cristi, Nelsy Cruz, quien asistía como invitada al evento.
Más de 370 rescatistas, apoyados por 150 ambulancias, grúas y unidades especializadas, se desplegaron en la zona para remover los escombros y asistir a los heridos.
La escena fue descrita como caótica, con sobrevivientes siendo atendidos en plena calle, mientras otros eran evacuados en camillas, muchos de ellos con fracturas y lesiones graves.
El dolor nacional se profundiza con la confirmación de las muertes de los exjugadores de Grandes Ligas Octavio Dotel, de 51 años, y Tony Blanco, de 45.
Dotel, quien fue rescatado con signos vitales, pero gravemente herido, falleció poco después en el Hospital Central de las Fuerzas Armadas. Blanco fue identificado horas más tarde por la Federación de Peloteros Profesionales.
Ambos eran amigos cercanos de Rubby Pérez, y su partida conjunta convierte esta tragedia en una de las más devastadoras para el deporte y la cultura dominicana.