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Panamá y Costa Rica han anunciado un plan conjunto para gestionar el retorno de migrantes irregulares desde el norte hacia el sur del continente, en un esfuerzo por controlar el flujo migratorio “inverso”.
Este acuerdo surge tras una reunión bilateral celebrada en Costa Rica, donde los ministros de Seguridad de ambos países acordaron establecer protocolos claros para facilitar el regreso seguro de estas personas. Según el comunicado del Ministerio de Seguridad panameño, aunque el retorno ha sido lento, se observa un aumento en esta tendencia.
El contexto detrás de este fenómeno apunta a las estrictas políticas migratorias del presidente Donald Trump, incluyendo la cancelación de citas en la aplicación CBP One, que en la administración Biden permitió el ingreso de cerca de un millón de personas.
Estas medidas han llevado a muchos migrantes a abandonar sus intentos de llegar a Estados Unidos. En paralelo, el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, visitó recientemente la región para reforzar los esfuerzos de su país contra la migración irregular.
Entre los acuerdos destaca la creación de un centro de atención en Costa Rica (Catem), desde donde los migrantes serían transportados a localidades en Panamá como Metetí, Darién o Los Planes de Gualaca, para luego ser repatriados a sus países de origen mediante vuelos o vías marítimas.
Este plan se alinea con el memorándum de entendimiento firmado con Estados Unidos en julio, que ya ha permitido 44 vuelos de deportación. El flujo migratorio a través del peligroso Darién ha disminuido drásticamente, pasando de cifras históricas en 2023 a una caída del 90% en enero, debido a las estrictas políticas migratorias actuales.