Rusia disparó casi 70 misiles y desplegó cerca de 200 drones en un ataque nocturno contra Ucrania, según el presidente Volodymyr Zelensky, quien reiteró su petición de un alto el fuego de un mes. Los bombardeos afectaron infraestructuras energéticas en varias regiones, incluidas Odesa, Chernihiv, Poltava y Ternopil, en lo que calificó como un intento de “destruir la vida normal” del país. A pesar de la ofensiva, Ucrania aseguró haber derribado más de 130 proyectiles con la ayuda de aviones Mirage franceses y cazas F-16.
El ataque se produce en medio de la suspensión de envíos militares de EE. UU. a Ucrania y la interrupción del intercambio de inteligencia, decisiones que han debilitado las defensas de Kyiv. Mientras intenta reparar relaciones con Washington, Zelensky ha intensificado su acercamiento a Europa, apoyando la propuesta del presidente francés Emmanuel Macron de un cese al fuego temporal. “Obligar a Rusia a detener los ataques es el primer paso hacia una paz real”, declaró el mandatario ucraniano en un mensaje en X.
En un giro inesperado, Donald Trump amenazó a Moscú con sanciones bancarias y aranceles, advirtiendo que “Rusia está vapuleando a Ucrania” y debe negociar la paz antes de que sea demasiado tarde. Sin embargo, el impacto de las sanciones sería limitado, dado el bajo volumen de comercio entre ambos países. Mientras tanto, la falta de sistemas Patriot y otros equipos estadounidenses podría dejar a millones de civiles ucranianos expuestos a nuevos ataques rusos.
