PANAMA-VENEZUELA-US-MIGRATION

Source: LUIS ACOSTA / Getty

Después de arriesgar sus vidas cruzando la peligrosa selva del Darién en busca de asilo en Estados Unidos, decenas de migrantes han tomado una decisión inesperada: regresar a Sudamérica. Con la política migratoria endurecida tras la llegada de Donald Trump a la presidencia, muchos perdieron la esperanza y optaron por volver a sus países de origen. El viaje de retorno, sin embargo, también es riesgoso, con rutas marítimas inestables y embarcaciones precarias.

El pasado viernes, una embarcación que transportaba a 19 migrantes venezolanos y colombianos naufragó en la costa panameña en medio de un fuerte oleaje, dejando como saldo la trágica muerte de una niña de ocho años. A pesar del peligro, el flujo inverso de migrantes continúa, con entre 50 y 75 personas emprendiendo el regreso a diario. Muchos gastaron hasta sus últimos recursos en el fallido intento de llegar a EE.UU., y ahora dependen de ayuda de familiares o rifas para costear el retorno.

Karla Castillo, una venezolana de 36 años, es una de ellas. Tras pasar meses en México esperando una cita con la aplicación CBP One, su esperanza se desvaneció con la suspensión del programa. Ahora, regresa a casa con sentimientos encontrados: frustrada por no haber alcanzado su meta, pero ansiosa por reencontrarse con sus hijos. “No sé si estoy triste o feliz”, confesó otra migrante, Estevani Llerena, quien también vuelve con su hija tras vivir en la incertidumbre en México.

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